¿Don Marqués? ¿Cristóbal Morley? ¿Anónimo?
Estimado investigador de citas: Elaborar una ingeniosa ocurrencia o un ingenioso aforismo es una tarea difícil, especialmente para un escritor que se enfrenta a un plazo ajustado. Una estrategia se describe a continuación:
Acaricia un tópico hasta que ronronee como un epigrama.
Este comentario se le ha atribuido a Don Marquis, un popular columnista y narrador que vivía en la ciudad de Nueva York. ¿Podría explorar este dicho?
Cita del investigador: Don Marquis escribió una columna diaria llamada “The Sun Dial” para “El sol vespertino” de Nueva York durante más de una década. También escribió para otros periódicos como “The New York Herald Tribune” y el “Buffalo Evening News”. Sin embargo, algunos de sus escritos aún no han sido digitalizados, lo que dificulta la investigación.
La coincidencia más antigua encontrada por AN apareció como artículo breve en un periódico de Hutchinson, Kansas, en febrero de 1921. El término “parrafos” significaba componer párrafos elegantes y entretenidos para publicaciones periódicas. Negrita añadida a extractos por AN:
Don Marquis, que realmente debería saberlo, dice que el arte del párrafo periodístico “consiste en acariciar un tópico hasta que ronronea como un epigrama”
Esta cita proporciona evidencia indirecta. Y AN actualmente cree que Marquis es el creador más probable del dicho. Una expresión coincidente apareció directamente en una columna de Marquis en 1925 y, a veces, repetía dichos en sus columnas. Curiosamente, el dicho también fue utilizado por su amigo y colega periodista Christopher Morley, quien no le dio crédito a Marquis.
A continuación se muestran citas seleccionadas adicionales en orden cronológico.
En marzo de 1921, un periódico en St. Joseph, Missouri, le dio crédito a Marquis y señaló a “The New York Sun” aunque la columna de Marquis en realidad apareció en “The Evening Sun”:
Podríamos tomar un consejo de Don Marquis, quien dijo en el New York Sun: “El arte de escribir párrafos en un periódico a menudo consiste en acariciar una perogrullada hasta que ronronea como un epigrama”
En abril de 1922, un crítico de un periódico de Baltimore, Maryland, atribuyó el comentario a Christopher Morley. El acrónimo T.B.M significa Hombre de negocios cansado:
La T. B. M. no hace nuevos descubrimientos sobre las mujeres, pero siguiendo el consejo de Christopher Morley de “acariciar un lugar común hasta que ronronee como un epigrama” logra ser bastante divertido.
En junio de 1922, Morley pronunció un discurso en una reunión de bibliotecarios y empleó una frase variante con la palabra “palmar”:
El segundo orador fue Christopher Morley, quien pronunció su habitual discurso humorístico y entretenido. Aunque tiene previsto hablar sobre “La anatomía de la biblioprudencia” El Sr. Morley comentó, entre otras cosas, que el arte de hablar en público consiste en “acariciar un lugar común hasta que ronronea como un epigrama”
Don Marquis publicó una columna llamada “La linterna” en “The New York Herald Tribune” que fue sindicado a otros periódicos. Marquis imprimió el dicho en su columna en mayo de 1925:
El arte de los párrafos periodísticos consiste a menudo en acariciar un lugar común hasta que ronronea como un epigrama.
En 1938, la undécima edición de “Citas familiares de Bartlett’s” contenía la siguiente entrada:
DONALD ROBERT PERRY MARQUIS
[1878-1937]
Para acariciar un tópico hasta que ronronea como un epigrama.
El reloj solar
La biografía de 1962 “O Rare Don Marquis” por Edward Anthony acreditó a Marquis con esto:
El arte de la redacción de párrafos en un periódico es acariciar un lugar común hasta que ronronea como un epigrama.
En 1972, un periódico de California imprimió descripciones en cápsulas para una colección de nuevos libros. Un libro del conocido escritor satírico Russell Baker se describió con una sola oración:
Pobre Russell’s Almanac, por Russell Baker.
Por un columnista “extremadamente talentoso para acariciar un tópico hasta que ronronea como un epigrama.“
En conclusión, AN cree que Don Marquis merece crédito por este dicho, aunque la redacción original sigue siendo incierta. La versión de 1925 apareció inequívocamente en una columna de Marquis. Tal vez la versión original y la procedencia se aclaren cuando se publiquen ediciones de “The Evening Sun” de Nueva York de principios del siglo XX están digitalizados. Es concebible que Christopher Morley inventara el dicho, pero las dos primeras citas apuntan a Marquis.